Un poco cansada del maldito sistema, a la maldita peste que está caminando entre todos los transeúntes, caminantes-andantes. Un poco harto cansada, creo, de toda esa gente que no ocupa sus cabezas para pensar realmente.
Aquella señora de la esquina no tiene más preocupaciones que salir todos los miércoles a las 4 de la tarde y pararse frente a la catedral y tirarle migas de pan a una nube de palomas de todos los colores. Pero eso es porque ella ya vivió y lo que vive ahora es por vivir, no precisamente para vivir.
Siempre dicen que después de la tormenta siempre sale el sol, yo me pregunto, ¿es ésta en verdad una tormenta? no quiero minimizar ni maximizar. Pero me apesta ese cinismo que corroe hasta la cara, ciertamente todos caemos o hemos caído alguna vez en eso, pero puta que molesta, sobretodo cuando lo ves. Eso de andar diciendo cosas y hacer otras, eso de pensar algo y hacer otro, o hacer una cosa y decir otra, ¿no es lo mismo?
Nadie entiende, la verdad, nadie quiere entender o puede. Es un nudo muy pesado que guardamos todos en la garganta. Adán ya les dejó un recuerdo a cada hombre y a cada mujer, el recuerdo de recordarlo.
Tengo la respuesta a tu puta pregunta, y es: si en verdad te hubiese interesado, hubieras hecho algo. ALGO.
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